Atravesar una enfermedad como el cáncer de mama hace que la vida cambie por completo, o al menos así lo piensan al momento de conocer la noticia muchas personas que lo padecen. Durante el tratamiento es posible que aparezcan situaciones que provoquen estrés, reconocerlas y aceptarlas es clave para el futuro. 

Especialistas aseguran que el pesimismo, la depresión y el estrés reducen nuestra inmunidad y predisponen al desarrollo de estas y otras enfermedades. 

Si bien se pueden atravesar momentos de depresión, ansiedad y miedo cuando el cáncer se hace presente, la consulta con profesionales, sumado al apoyo de familiares y amigos resulta fundamental en el proceso, más allá de lo estrictamente médico.  

Las palabras

Las representaciones sociales existentes acerca de la palabra cáncer para muchos suponen un panorama sentenciador, del que prácticamente no es posible salir, presentado dudas e incertidumbre en el futuro. En ese sentido, el tratamiento debe  abarcar diferentes aspectos para tratar la enfermedad de una manera integral, entendiendo que no sólo tiene efectos físicos, sino que también afecta a la autoestima de las pacientes, sus relaciones sociales y laborales y, sobre todo, a la propia imagen corporal. 

 

Mis marcas, mi cuerpo

El tratamiento de esta patología, en ocasiones, provoca marcas en el cuerpo de las pacientes. La mastectomía, atendiendo a las características de cada persona puede vivirse como una experiencia traumática. Un grupo importante de pacientes tiene sentimientos de mutilación, pérdida de la sensación de feminidad, disminución de la autoestima, depresión y abandono.

Por las alteraciones de la imagen corporal que conlleva el tratamiento, también es fundamental un acompañamiento integral de las pacientes: la mastectomía es una experiencia traumática para la mujer. Un grupo importante de pacientes sufre sentimientos de mutilación, pérdida de la sensación de feminidad, disminución de la autoestima, depresión, miedo a la recurrencia y abandono. La cirugía reconstructiva es considera como un proceso que contribuye a la restitución de la imagen corporal y del bienestar psicológico, siendo parte fundamental en el tratamiento del cáncer de mama. 

La importancia de la mamografía y una vida sana

Las probabilidades de padecerlo aumentan conforme la mujer envejece y el riesgo es especialmente alto en mayores de 60. La mamografía continúa siendo la herramienta más efectiva a la hora de detectar la enfermedad en sus estadios iniciales, se aconseja a partir de los 40 años y en caso de contar con antecedentes familiares, como madres y abuelas es fundamental comenzar con el control previamente. El componente genético/hereditario es muy importante y no deben minimizarse sus implicancias.

[1 de cada 8 mujeres puede tener cáncer de mama y detectado a tiempo tiene cura]

Una buena alimentación y la acción de pequeños actos de la vida cotidiana contribuyen a una mejor calidad de vida. Algunas de esas acciones pueden ser: 

• Consumir variedad de alimentos de origen vegetal de variados colores.
• Reducir el consumo de alimentos con grasas saturadas.
• Realizar actividad física en forma regular.
• Si sos madre, amamantá a tu hijo.
• Aprender a afrontar las emociones y el estrés.
• Buscar un hobby, alguna actividad que te haga sentir bien.
• Realizar tus chequeos indicados por tu ginecólogo.

Por ultimo es importante destacar que la realización de chequeos preventivos permite la detección temprana del cáncer de mama, ya que muchas veces es descubierto en estadios avanzados de la enfermedad. 

El 95% de las mujeres puede salvarse si lo descubre a tiempo.

Este texto es solo informativo. Ante cualquier duda consulte a su médico.

Fuente: 

Ministerio de Salud de la Nación.-